lunes, mayo 22, 2006

Alejandro Dolina

Alejandro Dolina:


Unas perlitas de ese filósofo de la vida mundana, unas perlitas que estimulan esos sentimientos en los que creen los niños: la lealtad, la amistad, las cosas imposibles, los mapas del tesoro y todo lo que no es obvio ni evidente, ni fácil(para quienes necesitan una pequeña dosis de ilusión y aventura en lo cotidiano)



“jamás alcanzaron a comprender a quienes sostienen que escuchar las ajenas lamentaciones es ya un servicio abnegado. Nada de apoyos morales ni palabras de aliento. Llegado el caso, los muchachos del ángel gris actuaban directamente sobre la circunstancia adversa: convencían a mujeres tercas, amenazaban a tramposos, revocaban injusticias , luchaban contra el mal, detenían el tiempo, abolían la muerte.”

“De cada mil personas que pasen por esa puerta-decía-acaso nos conmueva solamente una. Del mismo modo, quizá sólo una entre las mil tenga a bien impresionarse con nosotros.
La cuenta es sencilla: sin contar percepciones engañosas y desilusiones posteriores, la posibilidad de un amor correspondido es de una en un millón. No está tan mal después de todo.”


“¿Que virtud encierra creer lo evidente? Cualquier papanatas es capaz de suscribir que existen las licuadoras y los adoquines.
En cambio se necesita cierta estatura para atreverse a creer lo que no es demostrable –y más aún- en aquello que parece oponerse a nuestro juicio. Para lograrlo hay que aprender-como quería Descartes- a desconfiar del propio razonamiento. Por supuesto en nuestro tiempo cualquier imbécil tiene una confianza en sus opiniones que ya quisiera para sí el filósofo más pintado. La incredulidad es-según parece- la sabiduría que se permiten los hombres vulgares”

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