Los medios masificados nos venden un relato informe y sistemático en todas partes del mundo. Al finalizar un año y comenzar otro, las redacciones del aparato mediático ( y metastásico) internacional, se ponen en acción para inducirnos una serie de ideas que jamás tiene por fin “informarnos” sino más bien distraer nuestra atención y manipular nuestra percepción con el fin de vendernos algún producto, sea este ideológico o material .
A
finales de diciembre y principios de enero empiezan con sus “records” o
enumeraciones de “logros” e “hitos” conquistados en el año
transcurrido.
Un tópico muy repetido desde hace por lo menos veinte años es
“X año, el año de la ciencia”
Y
como al parecer los medios están empeñados en vendernos una nueva
“normalidad” es decir, una narrativa en donde el blanco es negro y la
guerra es la paz pudimos ver recientementeeste absurdo lema repetido en
numerosas publicaciones en nuestro Facebook o en twitter.
Y
descubrimos entonces que la afirmación de que 2020 había sido el año de
la ciencia no era más que un publireportaje pagado por todos esos
siniestros personajes empeñados en innocularnos masivamente una
substancia que ellos denominan vacuna, y que numerosos científicos
denominan terapia genética.
Y es que si en algo se han empeñado los medios en 2020 es en elevar a la categoría de “expertos” a los personajes más disparatados y en desprestigiar y linchar a cuanto científico o disidente se atreviese a cuestionar las medidas tan “cuestionables” que tomaron la mayoría de los gobiernos del mundo.
La
palabra ciencia en su acepción más sencilla viene del latín y
significa “conocimiento”, un conocimiento estructurado que investiga e
interpreta los acontecimientos.
Lo que se OPONE a ciencia es ignorancia y lo opuesto a ignorancia es precisamente ciencia.
Para tener conocimiento debemos “informarnos”.
Hay
otra cosa que resulta incompatible con la ciencia y es el
“oscurantismo” que no es más que la práctica deliberada por parte de las
élites gobernantes para evitar que la gente acceda al conocimiento.
¿Cómo
se hace que en la era de la información, en donde cualquier persona con
acceso a internet , es decir más del 50 % de la población mundial para
evitar que la gente sepa la verdad?
Esta
claro que no nos vamos a volver en unos días o en unos meses y de forma
autodidacta, unos expertos en genética, biología, medicina o
geopolítica, pero sí que somos capaces usando nuestra inteligencia (que
incluye nuestra empatía, nuestra experiencia, nuestra memoria) para
evitar alienarnos ante el bombardeo inclemente de los medios de
desinformación.
¿Como oscurecemos una verdad, una evidencia, una realidad incontestable?
Pues se procede a fumigarla.
Sí,
a lanzar millones de mentiras a través de las infinitas plataformas
mediáticas de forma que la verdad y con ella la realidad se vea
sepultada por la ingente cantidad de propaganda esparcida sobre la
población.
La
publicidad, la política, la ingeniería social, el marketing , el
periodismo, la psicología , la industria farmacéutica y alimentaria hace
tiempo se corporeizaron en un bastardo cartel mafioso que paralelamente
a que nos vendía cigarrillos, chocolatinas, refrescos vestidos, coches y
joyas también nos vendía historias, realidades, causas, ideologías ,
enfermedades y “síndromes” con el fin de lograr que una masa importante
de individuos se volvieran, aun en contra de sus propios intereses,
cómplices necesarios en los históricos y sistemáticos movimientos de las
grandes élites para ir colonizando no solamente de los “medios de
producción” (ojalá hubiese sido solamente eso), sino de todos los
recursos naturales o no, necesarios para la supervivencia de la mayoría
de la especie.
Recursos
que incluyeron primero nuestro tiempo, nuestra salud, nuestro ambiente y
ahora se disponen a colonizar nuestra mente, nuestro entendimiento,
nuestro raciocinio, nuestra inteligencia y nuestra capacidad de amar,
porque imbuidos en el miedo y la ignorancia nos volvemos sencillamente
replicantes y zombies sometidos a los más caprichosos y rapaces devaneos
de la clase dominante.
Porqué sentimos una disonancia “cognitiva” es
decir , una desarmonía, un malestar ,una incongruencia interna ante la
afirmación absurda de que 2020 fue el año de la ciencia.
Y es verdad que durante 2020 la palabra ciencia estuvo en boca de todo el mundo.
Citada
totalitariamente por los distintos actores interesados en inocular
multimediáticamente la estupidez , el doble pensar y las distracciones
más absurdas a través de la producción masiva de informes, noticias,
declaraciones, escándalos, twiters, videos, declaraciones, y comunicados
con el fin de oscurecer cualquier cuestionamiento lógico y racional
sobre las cantidad de incoherencias y despropósitos medievales
totalmente nefastos para la salud a los que fue sometida la población
mundial en 2020.
El titular que reza” 2020 el año de la ciencia” es una muestra lapidaria del doble pensar que se instauró en los medios en 2020.
En
2020 y de un solo zarpazo brutal y mundialmente coreografiado las
elites del mundo procedieron a arrebatarnos la mayoría de nuestros
derechos esenciales bajo la excusa de una enemigo ubicuo, invisible y
caótico que como los virus informáticos de antaño, fue capaz de resetear
toda nuestra existencia, borrar nuestros archivos fotográficos,
nuestras memorias, nuestros hábitos y nuestro trabajo para sumergirnos
abruptamente en un planeta detenido, lleno de personas enmascaradas y
toques de queda, de distanciamiento social y “nueva normalidad”.
Habrá que recordar el método científico:
se basa en observación, hipótesis y experimentación:
Observo
un fenómeno y quiero comprenderlo. Formulo lo que podría ser una
posible explicación de ese fenómeno. Experimento: hago los movimientos y
las acciones necesarias para comprobar o refutar mi hipótesis.
Propongo para liberarnos del oscurantismo pseudocientífico el novedoso
“Método científico para Dummies” o 2+ 2 son 4.
Este
sencillo método deductivo propone que si la suma de 2+ 2 siempre ha
sido 4 no puede volverse cinco de repente por muy sofisticadas e
insistentes que sean las explicaciones al respecto.
La premisa es que un palito y otro palito son dos palitos y dos palitos más dos palitos son siempre cuatro palitos.
¿Cómo
saber que un palito es un palito? Porque lo puedes ver, oler y tocar,
es decir, tendrás un conocimiento empírico del palito, tu experiencia
será ese conocimiento.
Si
llega a alguien a decirte que existe un palito invisible proveniente de
otra dimensión que tú eres incapaz de contabilizar o percibir, será el
que haga esa afirmación el que deba “probarlo” en ningún caso tú deberás
actuar como si efectivamente existiese la posibilidad de un palito
invisible.
Quien dice palito dice virus, quien dice palito dice ciencia, quien dice palito dice obviedad.
Basándonos
en este método procederemos a formular algunas hipótesis que expliquen
porque nos parece una mentira del tamaño de una catedral la afirmación
“ 2020 el año de la ciencia”
En
una época en que la inteligencia artificial gana a los más hábiles
jugadores de póquer o que Loreal clona piel sintética para evitar la
experimentación con animales, en una época en que podemos comunicarnos
por video llamadas y se crean en laboratorios células madre o Elon Musk
nos quiere poner un chip en la cabeza para “curarnos” o para permitirnos
jugar o manejar un coche solamente con “el pensamiento” resulta que
surge un virus en China, e inmediatamente el mundo se ve sometido a un
dictadura mundial de facto quien encarnada en un político comunista
etíope llamado Tedros Adhanom y diversificada en figuras como Bill
Gates, el propio gobierno chino, los ceos tanto de las farmacéuticas
como de la tecnocracia de Sillicon Valley proceden a recomendar una
serie de medidas que los más disímiles y (supuestamente enfrentados)
gobiernos del mundo ejecutan casi al unísono y que consisten en una
serie de acciones antihigiénicas, que paradójicamente se suponen que
destinadas a proteger nuestra salud y a evitar el “colapso del sistema
hospitalario”.
Este
gobierno mundial de facto empieza a emitir una serie de proclamas
propagandísticas que convierten a la ciencia tal y como la conocíamos en
un dogma religioso cargado de misterio, y absolutamente totalitario,
enfrentado con aquello que se conocía en tiempos menos oscuros como
“debate” y “búsqueda de conocimiento”
Empiezan a ocurrir una serie de
milagros, es decir, una serie de sucesos “acientíficos” en donde 2+2 no
suman 4 ni que nos pongamos de cabeza.
Por ejemplo, se nos dice que la única manera de detener el contagio de el virus es el “confinamiento” .
Aislamiento
y encierro. Se ordena la reclusión masiva de la población que solamente
podrá salir a la calle a comprar artículos esenciales y a trabajar en
labores básicas como transporte, alimentación y estancos.
Se deberá
acudir a estos sitios con mascarilla y guantes de protección, también se
recomiendan y se venden en todas las grandes superficies, que aumentan
sus ingresos contrastando con los pequeños comercios que se ven
obligados a cerrar ya que el virus al parecer es menos contagioso en los
locales de uso masivo que en las pequeñas tiendas de barrio.
Se recomienda distancia social, nadie deberá acercarse ni a conocidos ni a desconocidos a menos de metro y medio.
Se prohíben terminantemente los besos, los abrazos y ver la sonrisa de los otros.
Las personas también tienen permiso de salir a pasear al perro pero solamente un par de veces al día.
Están
prohibidas las actividades deportivas y solamente si se obtiene una
orden especial que indique que la salud corre peligro por la falta de
ejercicio (que no se puede obtener porque los centros de salud están
cerrados) quizá se podrá salir a correr discretamente pero tratando de
no ser observado por los vecinos que desconocen tu historial médico y
sencillamente te tacharán de insolidario, irresponsable y negacionista y
procederán a denunciarte con la policía local y a grabarte para
colocarte como ejemplo de miseria humana en sus redes sociales.
En
España se agregan algunas particularidades y se ordena cantar
“Resistiré” a las ocho de la noche y aplaudir a los sanitarios por su
abnegada labor ajena a la ineficacia de los políticos aunque parasitada
por ellos.
Está
totalmente mal visto socialmente no demostrar un miedo respetuoso y
solidario al coronavirus.
Cualquier chiste , duda o actitud extrañamente despreocupada respecto al coronavirus puede considerarse por lo bajito negacionista y por lo altito ultraderechista.
Excepto si el gobierno
español apenas decretado el estado de alarma riega con 15 millones de
euros a las televisoras privadas y financia series de “humor” sobre el
Covid -19
(¿No eran una tragedia los muertos, las ucis desbordadas,
los miles de parados que el confinamiento generaría, la brutal caída de
la economía española?
Pues sí y pues no, así el doble lenguaje se instaló en varios planos.)
Se
prohíbe la práctica de ejercicio, los paseos por la playa y hasta en
los pueblos más recónditos y rurales alguien tuvo que justificar a donde
se desplazaba alguien rompiendo el confinamiento y mostrando una
actitud insolidaria con sus semejantes.
Se prohíbe visitar a amigos y
parientes porque podríamos ser un arma biológica inconsciente de su
criminalidad y cargarnos a nuestros seres queridos.
Por eso no los podemos visitar en la residencias en donde hay gente que dice que están atrapados en las peores condiciones.
Tampoco
podemos acudir a su funeral si mueren y debemos conformarnos con la
información de que tenían coronavirus y fueron incinerados y sin
autopsia para evitar más contagios y el colapso de las morgues.
“Ya que el virus no se sabe cómo se trasmite”.
Pensar
demasiado en ese asunto es alimentar teorías conspiranoicas
relacionadas con el gerontocidio y el maltusianismo de las élites.
Revisemos
el tratamiento: se prohíbe respirar aire puro , se prohíbe el
ejercicio, se prohíbe el contacto social, se prohíbe el trabajo, de
prohíbe el movimiento.
No
a la población en situación de riesgo que eran los ancianos con
patologías previas sino que se impone a toda la población un régimen
basado en el estrés, la falta de oxígeno y la falta de sol , ahh, e
incertidumbre, también.
Aquí
empieza a ocurrir el “primer milagro de la ciencia” en 2020 : Para
evitar que te enfermes se te recomienda justo lo contrario de lo que han
recomendado todos los médicos de la historia desde Hipócrates, Galeno
hasta los médicos chinos, alternativos y los más radicales.
Es decir, respirar aire fresco , coger el sol , evitar el estrés , comer bien y hacer deporte.
De
pronto, en 2020, según los “expertos” tu sistema inmunológico no se
alimenta de aire fresco ni produce vitamina D al contacto con el sol ni
se desestresa cuando haces el amor o te ríes con unos amigos.
Según
cientos de artículos periodísticos es hasta bueno para mejorar tu
resistencia aeróbica hacer deporte con mascarilla, así que por si acaso,
aunque estés corriendo en una pradera desolada ponte tu mascarilla no
vaya a ser que el virus se trasmita por el aire a distancias
inconmensurables.
También
descubre la ciencia milagrosa de 2020 que estar en casa sin poder
trabajar y alimentar a tu familia y sin saber si conservarás tu trabajo
es una manera infalible de proteger tu salud y evitarte situaciones de
estrés.
Te
cuentan que en el 2020, cuando se clonan células madre y se diseñan
sofisticadas armas de guerra bacteriológica la única manera fiable de
detener un virus e impedir que atente contra la vida de las personas es
impidiendo que estas personas vivan, es decir, reduciendo su vida a un
arresto domiciliario solamente suspendido para lo esencial y limitado a
una zona cerca de su residencia.
Otro «milagro» de la ciencia en 2020 es que ya los médicos no necesitan verte y te pueden diagnosticar y tratar vía telefónica.
El
año 2020 la ciencia se democratizó tanto, tanto, que la opinión de
médicos y genetistas, biólogos y todo tipo de científicos fue
considerada “conspiranoica» y se elevó a rango de expertos científicos a
empresarios informáticos como Bill Gates o políticos comunistas como
Tedros.
En
2020 no se logra aislar el virus ni se logra determinar su origen ,
pero se puede sin embargo determinar claramente sus simpatías
ideológicas.
El
2 de marzo, es decir 6 días antes de la marcha del 8 M El Centro
Europeo para el Control y prevención de enfermedades hizo hincapié en
que “dentro de las "medidas de distanciamiento social individual" que
debían "promover" los estados miembros de la UE, una de las principales
era la de "evitar" acudir a "actos multitudinarios”
Insólitamente
y rompiendo cualquier paradigma de esta “ciencia” que se instaló en la
sociedad española a raíz de la crisis del coronavirus y que lo
presuponía feminista de pro , este bicho aéreo, que se trasmite por
aerosoles y que adora las aglomeraciones resultó sorprendentemente
machista y contagió a la mayoría de las políticas que insistieron en
que se les iba la vida en la asistencia a la marcha del 8 M.
Tan solo 5 días después de la manifestación del 8 M la ciudad cuadruplicó el número de hospitalizados.
Sin
embargo y en uno de esos giros incomprensibles de la ciencia 2+2 son 5
en el que nos fue introduciendo el gobierno, la manifestación nunca tuvo
nada que ver con la crisis sanitaria que se instaló en Madrid a partir
de entonces y todo se debió según se encargaron de repetirnos las
televisoras tan generosamente abonadas con dinero público a que “no
podía saberse” de ninguna manera que esto pasaría.
Cuando la gente
estaba aislada y desconcertada por el encierro masivo de la población y
los toques de queda que dejaron las ciudades desoladas, empezó el
bombadeo mediático destinado a aturdir y confundir a quienes quisieran
encontrar un sentido a la repentina y feroz desaparición de su libertad,
su derecho a la reunión o al movimiento.
No se sabía cuál era el
origen del virus pero se empezaron a crear dogmas de fe alrededor de
esta “ciencia” representada por los políticos y las medidas degradantes y
absurdas que tomaron en contra de la población.
Primer
dogma de Fe : El virus no fue creado en un laboratorio en Wuhan ni
tiene nada que ver con los experimentos que se realizan en los
laboratorios que quedan en esa misma provincia y que casualmente
trabajan también con cepas de coronavirus.
Luc
Montagnier, premio nobel por haber “aislado” el HiV ( o sea un tipo
bien metido en el ajo farmacéutico y mundialista) declaró que: “llegamos
a la conclusión de que hubo manipulación en torno a este virus. A una
parte, no a todo el coronavirus del murciélago, alguien agregó
secuencias, en particular del VIH, el virus del SIDA. No es natural. Es
el trabajo de profesionales, de biólogos moleculares. Un trabajo muy
meticuloso ”.
Inmediatamente empezaron los medios su sistemática labor de negacionismo conductual:
Las
agencias de cheking ( es decir, el nuevo ministerio de la verdad
global) procedieron a “informarnos” insistentemente que creer en las
afirmaciones de Luc Montagnier solamente porque fuera médico, premio
Nobel y especialista en virología y además llevara años trabajando
precisamente en China, era caer en lo que se conoce como “falacia de
autoridad”.
No
los enseñaron en artículos y no los enseñaron en pictoline, como nos
enseñaron también en repetidas ocasiones la “paradoja de la tolerancia”
para irnos preparando a ser intolerantes con esos negacionistas que
según desde que punto los vieras, tenían claras tendencias nazis o
ultarrderechistas.
Luc Montagnier no era científico en este caso ya que según los “expertos” citados por estos medios y publicados en revistas tan prestigiosas como The Lancet o Cientificsuputamadrerewie Montagnier se basaba en “teorías conspiranoicas” y había perdido toda credibilidad por sus coqueteos previos con la homeopatía y sus guiños al antivacunismo.
Así
ocurrió con cada médico, especialista o investigador al que no lograran
censurar completamente a través de un descarado blackout en Facebook y
You Tube que desde el inicio de la crisis Covid, aparte de volverse más
ricos todavía, habían decidido hacer frente común contra la
“desinformación” y las “teorías conspiratorias” que “intoxicaban” la
“verdad verdadera” sobre el Covid 19.
La
evolución científica fue tal que olvidamos conceptos como guerra
bacteriológica, guerra biológica y a la gente le parece inconcebible que
el virus fuera creado en un laboratorio que casualmente quedaba cerca
del mercado de donde salió el virus.
Se
decidió que lo mejor para la ciencia era convertir esa hipótesis en un
dogma: el virus nunca salió de un laboratorio y quien afirme eso es un
negacionista , un loco o un médico chino desaparecido ( y yo creo que
soñar que uno es una médico chino secuestrada por el gobierno chino debe
ser una pesadilla bien fea)
Si eso no es un avance en la difusión del conocimiento científico que baje Dios y lo vea.
Las
palabras “negacionistas” “ultraderechistas” “conspiranoicos” y
“terraplanistas” se pusieron de moda para ridiculizar y desprestigiar
cualquier narrativa que cuestionara las totalitarias y abusivas medidas
que procedieron a implementar los gobiernos del mundo.
Miguel Bosé
salió con maquillaje muy dramático a decirnos de manera desesperada y
claramente producto de algún mal viaje que lo del Covid era una
conspiración de las élites y un engaño de los gobiernos.
¿Pero
qué sabrá Miguel Bosé de cómo se manejan los medios de comunicación?
¿Que sabrá de Bill Gates y de las élites mundiales un paleto como él que
nunca ha salido de Huelva? ¿Ahh? ¿No? ¿Que Miguel Bosé conoce gente y
que no había demostrado estar loco hasta ahora?
No importa. Con
Miguel Bosé no hace falta el tema de la falacia de autoridad, ha sido un
“amante bandido” y eso le resta seriedad para hablar de temas
científicos.
¿Dónde vas Miguel Bosé al lado de Salvador Illa, por ejemplo?
Jorge
Javier un excelso representante del “hombre nuevo” de la TV se mostró
muy “decepcionado” y le pareció que la actitud de Miguel Bosé era
“cutre”
Si
no te sentías cómoda con que te dijeran que te parecías a Miguel Bosé
mejor no se te ocurriera cuestionar ninguna de las medidas ni la rapidez
con la que se empezó a desarrollar una vacuna y mucho menos te pusieras
a dudar de las buenas intenciones y de la filantropía de Billl Gates.
Y como vemos, así más o menos se desarrolló el debate “científico” en España.
“yo creo en la ciencia” “nos guiamos por los expertos” “ confiemos en la ciencia” repetían los medios.
De
pronto nos vimos imbuidos en la nueva “ciencia” la ciencia del 2+ 2 son
5 llena de numerosos milagros de los que podemos extraer las más
fantasiosas y rebuscadas conclusiones:
El Covid 19 es un virus
claramente antifascista. Se pueden besar botas de negros para limpiar la
culpa blanca por la esclavitud o asistir al velorio de Maradona y
celebrar el aborto multitudinariamente no es riesgoso, siempre que no se
tenga una actitud negacionista.
Pero es de «irresponsables» hacer botellones o bailar a cielo descubierto.
Un
avance notable de la ciencia en 2020 fue la generación insólita de
hologramas de médicos y sanitarios haciendo coreografías en Tik-Tok
mientras paralelamente se negaban a atender a la gente por el «colapso
hospitalario». Y salían muy aterrados en numerosos videos en las redes
pidiéndole a la gente “responsabilidad” y que no se les ocurriera
estarse yendo a bañar a la playa por ahí o hacer alguna locura, que la
cosa era seria, que no fueran negacionistas.
La ciencia periodística también avanzó muchísimo logrando vendernos el buen hacer y hasta la gallardía de un personaje como Simón que aunque lleve una de las peores gestiones del mundo y mayor cantidad de muertos por cien mil habitantes, logró hechizar a todo un grupo de gente de izquierdas que le rió sus gracias y hasta lo comparó con el Ché Guevara (pero no por asesino, sino por chupyguay) y hasta mandó a hacer camisetas con su rostro.
Con su carisma logró consolar a los familiares de los casi 60 o 70 mil muertos (no se sabe bien, nunca se ha sabido y nunca se sabrá porque las cifras españolas bailan flamenco) y posó sonriente en una moto cual James Dean de la segunda edad y media.
La
falta de oxígeno a la que fue sometida la población ha logrado el
milagro de que según algunas encuestas El PSOE siga superando
ampliamente a otros partidos en intención de voto y todos sigan
encontrando a Pedro Sánchez terriblemente guapo e inocente de todo lo
malo que ocurre en España.
Un
avance innegable de la ciencia este año fue que hicieron una vacuna que
no es vacuna sino un experimento genético y no necesitaron ni aislar el virus
ni hacer pruebas de años sino que primera vez, que los laboratorios
pueden usar abierta y descaradamente a la población civil como
conejillos de indias y encima les pagan por ello (en tiempos no muy
lejanos tenían que pagarle a los sujetos en los que necesitaban
experimentar o irse a una aldea perdida en el tercer mundo , ahora lo
anuncian en vivo y directo por televisión cobrando por ello y liberados
de toda responsabilidad por las consecuencias) esto es un paso más
después de que los trabajadores le pagáramos el rescate a la banca .
Ahora les vamos a dar hasta nuestra salud para que las grandes farmacéuticas hagan experimentos al mismo tiempo que incrementan sus beneficios.
Si esto no es un milagro de la ciencia (económica de las trasnacionales) insisto, que baje Dios y lo vea.
Otro
milagro de la “ciencia” fue convencer a la gente que la alteración de
su ADN por una vacuna (que ahora se llama así) en realidad “no altera el
ADN sino el ARN que no es lo mismo”.
La ciencia avanzó tanto este
año que un virus que salió de China, concretamente de Wuhan, en donde
existen laboratorios en donde se sabe que se modifican estos virus, en
realidad no escapó de allí sino que “dicen” que escapó de un mercado.
Tanto
evolucionó la ciencia en 2020 que lograron ponerle horarios y lugares
concretos a un virus para su aparición y peligrosidad ( se sabe que es
más activo en visitas familiares superiores a seis personas pero se
vuelve inofensivo en vagones atestados de metro) también la ciencia
logró descifrar la altura a la que ataca obligando a los viandantes a
utilizarlo cuando caminan por la calle, pero desapareciendo cuando este
mismo viandante se sienta en una terraza sin mascarilla.
La
ciencia de la ingeniería social rompió hitos en el mundo entero
logrando que en el 90% de los países los gobiernos negaran inicialmente
la peligrosidad del virus para luego decretar al unísono medidas tan
arcaicas y represivas como el confinamiento de la población sana.
Otro
milagro de la ingeniería social, fue generar una situación que
favoreció tanto a dictadores «evidentes» como Maduro como a
«socialdemócratas» con afanes totalitarios como Fernández en Argentina,
socialistas como López Obrador o Sánchez, a derechistas «extremos» como
Orban, o a «centristas» como Merkel y caudillos como Putin , quienes se
vieron libres e iguales de cometer sobre sus respectivas poblaciones
abusos totalitarios copiados de la dictadura china.
Otro
milagro de la ciencia fue sin duda la capacidad profética de Bill Gates
quien hizo un simulacro igualito al Covid-19 tres meses antes del
estallido de la pandemia logrando describir al detalle y con videos y
todo, el origen y la evolución de la crisis, así como las medidas que
habría que adoptar de «distanciamiento social» «control de la
desinformación» y nadie se muestra impresionado por ello, lo cual es
sorprendente y es otro milagro “científico” ya que en épocas menos
impasibles este genio de la predicción y de la ganancia hubiese sido
proclamado el nuevo Nostradamus o cuando menos el nuevo Rasputin.
Y
es que un milagro de la ciencia económica sin duda es el que le ocurre
al doble de Damián quien mientras más dinero dona a la OMS o a las
causas sociales o más personas lo pierden todo en una crisis más duplica
su patrimonio personal.
Todo
a punta de buen rollito y una suerte maravillosa que hizo que por
ejemplo , las acciones que le regaló Biontech en septiembre de 2019 por
valor de 42 millones de dólares al finalizar el año 2020 hayan
aumentado hasta la cifra de 269 millones.
Se
dice rápido, pero Billi , por ser tan buena gente, donó ( es decir le
regaló, le dio sin esperar nada a cambio) 50 millones a Biontech a
través de su fundación.
Porque Bill no compra, no vende, no trafica, Bill dona, otorga, recibe, suministra.
Entonces
en una de sus acciones filantrópicas habituales le donó al señor de
Biontech, un turco aleman millonario y muy afable esa humilde cantidad
de 50 millones que para Bill es calderilla.
En
retribución y agradecimiento propio de un libro de Paulo Coelho o algo
así, el señor de Biontech le regaló a Bill , como para agradecerle el
gesto de los 50 millones, un paquete de acciones de su humilde empresa
por valor de 42 milloncitos de dólares. Unas accionocillas de nada como
para que Bill no se fuera con las manos vacías.
Pues
para que la gente conspiranoica sepa cómo es la suerte de Bill Gates y
que si no hubiese sido por un giro del destino tan impredecible (no para
Bill que lo vio venir con pelos y señas en el event 201) como la crisis
del coronavirus, que paralizó a la humanidad y obligó a los hombres más
sabios y científicos del mundo a ponerse manos a la obra para salvarnos
de esta terrible plaga-.
Sino
hubiese sido por esa circunstancia que no podía saberse de ninguna
manera, como nos ha dicho el gobierno para excusarse por el desastre,
Bill logró demostrarnos que el karma funciona y se ganó 227 millones de
dólares solamente porque Biontech es la socia de Pfizer en el
lanzamiento mundial de la vacuna salvadora de la humanidad.
Es
decir, que durante el 2020 cuando la gente tenía que cerrar su local
debido a la pandemia y miles de personas se quedaron sin trabajo Bill
Gates se metía, así, sin hacer nada, por pura buena suerte que tiene
18.916.666 dólares mensuales. Solamenete por lo de Biontech, no hablemos
de sus negocios con Pfizer, Gavi, la OMS o Microsoft mismo.
Yo
creo que esta es la prueba más notoria para las personas envidiosas y
mal pensadas de que Bill Gates es medio mago, medio adivino y está
bendecido por una mano superior lo que lo ha convertido en la autoridad
mundial sobre el coronavirus.
Descubrió «el secreto» para que lo que des se te multiplique por diez.
Otra
evolución de la ciencia fue separar los conceptos de economía y salud
convenciendo a una gran masa de población de que van a tener salud sin
trabajo, sin alimentos y sin respirar aire puro.
La ciencia fue tan
arrecha este año que ni autopsias necesitaron hacer para conocer la
patología del virus y hasta las prohibieron en la mayoría de los países
limitándose los «expertos»a confiar en las elucubraciones de Bill Gates y
la OMS.
Un
milagro innegable de la ciencia fue sin duda el descubrimiento de la
peligrosidad del virus en parques, playas y espacios abiertos que se
cerraron para evitar el contagio y proteger nuestra salud mientras
permitían que los estancos permanecieran abiertos y también las ventas
de alcohol, porque este virus se ensaña más con los deportistas y el
aire puro mientras resulta inocuo en los vagones de metro o en los
estancos.
Una
de las mayores paradojas científicas de este año fue que en muchos
países para proteger la salud de las personas hasta mataron y
desaparecieron gente (por salir a la calle, como en Argentina).
Si no es un hito que te maten para protegerte la salud yo no se lo que es.
Pero
no solamente la ciencia biológica avanzó, la ciencia lingüística
también logró importantes descubrimientos heredados de la revolución
bolivariana que consisten en construir frases incoherentes para
convencernos de realidades (incoherentes también) como “enfermo
asintomático” heredados de los estudios previos de ese gran
neocientífico conocido como Nicolás Maduro que en Venezuela creó
ministerios como el de “minería ecológica” o “felicidad suprema”.
Un
avance que no debemos desdeñar es que se creó en tiempo record una
vacuna que no es vacuna, que no inmuniza, que no evita el contagio de
unos a otros y que ha dejado tieso a más de uno y, aún así, la gente se
la quiere poner.
Otro
milagro se la ciencia fue sin duda legalizar la eutanasia en España
como si quisieran darle marco legal a la masacre que se cometió en los
geriátricos. ¿Muy loco no? En plena preocupación por proteger la vida de
la gente aprueban una ley para dar al Estado la potestad de matar a la
gente.
Las
matemáticas no se quedaron atrás y se lograron acrobacias tales como
que el país del cual surgió el bicho (jamás de un laboratorio) aumentara
notablemente su PIB mientras quebraba el de países tradicionalmente más
fuertes económicamente.
Pero
sin ir tan lejos y a pesar de que la economía española sufrió una de
las peores caídas económicas y le espera una crisis que dicen que será
peor que la de la Guerra Civil, Sánchez no solamente celebró el
«rescate» que endeudará España por varias generaciones, sino que se
subió el sueldo a el y a la cantidad exagerada de ministros y
ministerios de su gobierno.
Si esto no es ciencia económica en acción es que yo soy facha.
Sin
duda el mayor milagro de la ciencia en 2020 fue convencer a la gente de
que para proteger su salud debían atentar contra la misma cultivando el
estrés, el miedo, el sedentarismo y la falta de sol y oxígeno y para
salvar su vida debían renunciar a la misma que implicaba la posibilidad
de ver a sus seres queridos, compartir con ellos, ser besados o
abrazados o tener libertad de movimiento.
En
2021 esta “ciencia” insiste en convencernos de que no prestarnos a la
farsa del Covid 19, dudar sobre el uso de las mascarillas, sobre el
confinamiento, preguntarnos qué ha pasado con nuestras libertades y
hasta dónde pretenden llegar con la plandemia es una actitud delirante y
conspiranoica, negacionista y anticientífica.
Ustedes solamente recuerden el método científico para Dummies con su premisa infalible:
Dos palitos más dos palitos siempre son cuatro palitos.
Marjiatta Gottopo
2021